jueves, 19 de noviembre de 2009

Contra la civilización I

Cierro los ojos en el autobús de siempre. Siento la ropa, áspera en muchas partes; huelo el aire, denso; siento calor, calor, calor...

Preferiría estar desnudo sobre la hierba, y que lo único que me arropase fueran las gotas de lluvia helada, que una a una, mil a mil, destrozaran mi sopor a golpes.

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